¿Puedes ponerte en mi lugar? ¿Puedes ponerte en mi lugar? ¿Puedes ponerte en mi lugar?
Empecemos Empecemos Empecemos
Antes de nada hay que acordar que, mientras un miembro de la familia habla, los otros deben escuchar activamente, y luego se rotará ese rol.
El primero dice: "si pudieras ver lo que está en mi cabeza, sabrás que..." y explicará un momento difícil o frustrante, en definitiva, una situación adversa. Después podrá decir cómo solucionó el problema, por qué no se dio por vencido o cómo intentó algo nuevo. O, si procede, cómo gestionó el fracaso y las emociones potencialmente negativas.
Si sois vosotros los que escucháis a vuestros hijos, podéis proporcionar (cuando terminen de hablar, es muy importante no interrumpirles) elogios específicos para ayudarles a saber lo que hicieron bien. Esto hace más probable que intenten cosas nuevas en el futuro y que mejoren su resiliencia.
Es muy importante tener en cuenta que no se debe juzgar o corregir durante esta dinámica, por muy buena intención que haya detrás. Sí se puede ofrecer alguna posibilidad para que la valoren los niños (por ejemplo, "¿cómo te hubieras sentido si hubieses actuado de esta otra forma?") o incluso ofrecerles la oportunidad de que ellos mismos piensen en distintas maneras en las que podrían haber actuado, pero siempre respetando el espacio seguro que se crea y donde no existe el juicio.
Esto fomentará la inteligencia emocional de los niños (entender y manejar sus propias emociones) y la relación de confianza que tienen con vosotros, que sois la red de seguridad que les permite enfrentarse al mundo sin demasiado miedo.